domingo, junio 05, 2011



Tenemos recuerdos inquietos, que después de mucho pensar y analizar cada día de nuestro tiempo, las palabras y los latidos del corazón, terminamos agotados de no encontrar respuesta a la que buscamos. Tratamos de encontrarle sentido a la mayoría de cosas que tenemos en la vida, pero son cosas que así tratemos y dediquemos tiempo a ellas, no encontraremos el sentido que tienen en nuestra vida.

El tiempo que gastamos meditando nuestros sentimientos, nos hace cada vez más fuertes y creamos un tejido fuerte que es casi irrompible. Una fuerza que permite que sigamos adelante para cumplir cada sueño o visión propuesta desde un tiempo determinado, esa fuerza que nos llevará trinfantes a decir en algún momento: Lo logré!!

Tenemos recuerdos que nos hacen temblar, alucinaciones que consideramos perfectas, donde nuestra alma puede descansar en la unión de nuestros deseos con nuestros sueños más profundos. Esas alucinaciones, las cuales hacen que sintamos una adrenalina total de gritar y de mostrarle al mundo de lo que somos capaces de hacer.

Nuestra realidad, nuestros recuerdos, son sueños que compartimos y que creamos con cada frase o gesto sincero que sale de nuestro corazón. Tenemos la vida para poder disfrutar de volver realidad las metas que tenemos, porque la vida es una y si no logramos nuestro cometido, codiciaremos el deseo de estar muertos, porque nuestros sueños han sido quebrados por nuestra propia incapacidad de seguir.

Pero tenemos la oportunidad de elegir bien y de que nuestros pensamientos se unan en uno solo buscando nuestro propio bienestar y así desarrollar nuestro futuro sin complicaciones.

Así que, a fin de cuentas, como decía alguien muy sabio: "Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reir"

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